Casi
siempre cuando de series, ya sea de Netflix, Prime o cualquier empresa se trata, tengo
mis personales reservas.
Si se trata
de un tema de crimen real, o si se apunta hacia una cuestión que engloba
complejidades misteriosas.
Pero esta
vez, creo que la experiencia resultó además de interesante, buena, informativa
y satisfactoria.
La historia
de la desaparición y posterior descubrimiento del cadáver de Elisa Lam, llegó a
la pantalla de Netflix este miércoles y generó revuelo por desentrañar el
misterioso caso que en 2013 dio la vuelta al mundo y generó teorías desde
conspirativas hasta detectivescas, lo mismo que un furor extra, debido a que la
historia sucedió precisamente en el legendario Hotel Cecil, famoso por sus historias
extrañas y personajes enigmáticos que de alguna manera estuvieron relacionados
a él.
Desde el mismísimo
Richard Ramírez (El acosador nocturno), hasta la bellísima y desafortunada Elizabeth
Short (La Dalia Negra).
La historia
se volvió viral en 2013 por un video que la policía revelara y que mostró a la
víctima minutos antes de desaparecer.
Desde ese momento todos sabemos que ya tiene un punto de inflexión.
Lo interesante
del documental, radica precisamente en que además de la narración de hechos ya
conocidos, afronta de manera imparcial, las visiones de diversos personajes y
protagonistas de la historia.
Todos
sabemos que en el inicio todos vimos (o quisimos ver), desde una perspectiva
misteriosa.
El miedo y preocupación
genuinos, la simpatía que desde el principio despertó en la mayoría esta chica
de 21 años atrapada en esta terrible circunstancia. Nos mantuvo en vilo hasta
el descubrimiento de su cadáver. Lo que después ocurrió no solo cambió la vida
de su familia, pero como pudimos ver, también la de muchos involucrados, en los
que personalmente, yo misma no había reparado.
Aunque conocí
el caso desde el principio y siempre me interesó su desarrollo, nunca lo investigué
a fondo lo confieso.
Me había
quedado como la mayoría (creo yo), con la mejor versión… La del morbo
conspirativo.
Sin
embargo, cabe aclarar que hay muchas cuestiones que considero han sido por
demás interesante saber.
De principio,
el análisis a fondo de la condición psicológica de Elisa, su personalidad que
para nada pudiera dirigir la investigación hacia un posible suicidio, pero si a
la considerable situación de stress y su patrón de conducta.
Por otro lado,
la nada imposible teoría de que sus medicamentos y orientación emocional hubiera
estado en primera causa.
Las
cuestiones externas que también juegan un papel importante.
La ralentización
del video, aunado a la circunstancia psicológica, deja (al parecer), sin lugar
a duda un signo de interrogación inmenso.
Y salva de algún
modo la confusión del examen forense que de principio generó tanta duda.
Elisa Lam, era
hija de emigrantes de Hong Kong en las afueras de Vancouver, Canadá. Había sido
diagnosticada con trastorno bipolar y depresión. Pero fuera de eso, tuvo en la
vida de muchos de nosotros un papel importante. Nos enseñó que la empatía es
real y aún existe, y que la capacidad de las redes sociales a veces puede rebasar
(y no debe), la capacidad del ser humano de construir y destruir.
En paz
descanse Elisa Lam, y que su familia encuentre la paz y la serenidad que necesitamos
todos aquellos que sabemos lo que es la pérdida de un ser amado.
Al final…
Todo se redujo a eso.
Redacción:
Baldra Torres
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